Domingo 3 a las 11. Primer fluir

Complicidad. Supongo que si, en alguna medida la tenemos. Cautela, por todos lados. Como imán, siempre, inevitable acercarse. Nos repelimos antes, eso sí. Pero a la vuelta, cae. Y así fue, caer, caer. Desobedecer es urgente, como siempre lo es, y yo tengo esa costumbre. Ignorar con intención. Trato de hacerme callar. Silencio. Ahora, suena jazz y pasa el tren. No tan rápido, sí, como otros, más bien desesperantemente lento para mí. Y ese molesto pito. Aunque me agrada también ese molesto pito. Y aunque no lo diga, también yo lo he pensado, y no lo sospecha. Pero el terror, no puedo mentir, me paralizo. Tal y como el pánico (terror para mí) escénico. Exponer. Odio hacerlo. Pero no odio comunicarme, no es eso tampoco. Exponer. Abrir. Siempre hay una barrera, un miedo a decir un algo equivocado, algo mal, o la reacción. Y me paralizo y a ella es a quien trato de callar(me), a ese miedo. Y parece que se me hace tan fácil, pero no lo es. El dolor nos endurece mucho también, y yo... yo estaba como una piedra. Mucho más suave, blanda, sonrío ahora, distinta. Las vida nos endurece, nos cambia, nos obliga a hacerlo. Acepto el reto. Cambiar puede ser bueno, es necesario al menos. Hasta sentirse bien, contenta, contento. Estoy bien así ahora, aunque en un futuro querré más (así soy, siempre quiero más). Todo lo que me desata este Round Midnight, que es una delicia. Y es cerca de esa hora. Cenicienta. A las 12. Y cuando todo comenzaba a las 12. ¡Qué distinto mundo conocí, disfruté, viví. Ahora a dormir. O hacer el amor. Delicias de medianoche. Hielo entra por la ventana. Es para congelarse y aún así la dejo abierta, pero es que yo necesito oler el aire fresco siempre, saber que entra el viento, que limpia todo. Y se lleva todo también, lo que uno le diga, lejos lo carga de nosotros. Y es como comenzar de nuevo.

Comentarios

Entradas populares